El CDIHH, fue inaugurado el 30 de abril de 2007, y su creación obedece a una iniciativa del Secretario de Estado en los Despachos de Cultura, Artes y Deportes (SCAD), Dr. Rodolfo Pastor Fasquelle y el Gerente del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Dr. Darío Euraque.
Objetivo: Ofrecer a la comunidad de investigadores, académicos, profesionales y estudiantes, un espacio y las herramientas necesarias para poder consultar y reescribir la Historia Nacional.
DOCUMENTO DE BIENES CULTURALES EN CASO DE CONFLICTO ARMADO
Yo acuso |
Escrito por Rodolfo Pastor Fasquelle, Ministro de Cultura del gobierno de Manuel Zelaya | |
11-07-2009 | |
Ante el Tribunal Supremo, que es el de la historia, yo acuso de traición a la Patria a quienes, de distintas formas, han participado en el golpe que viene de perpetrarse contra José M. Zelaya, a quien Honduras eligió para presidirlo por cuatro años y a quien unánimemente respalda la comunidad de las naciones. Acuso a Romeo Vásquez Velásquez --quien se impostó, hasta las ultimas horas de su mandato legitimo, como amigo del Presidente y soldado disciplinado-- de haber planeado y ejecutado este golpe traidor y violento, conjuntamente con los generales del Estado Mayor, instrumentando a un Congreso títere y las instituciones que dependen de el, movido del amor propio herido por su destitución, invocando la "ilegalidad" supuesta de la encuesta, según fallo amañado, para ejecutar el "crimen" imperdonable del secuestro de su Comandante en Jefe, para lo cual después ha fingido que disponía de una "orden de captura", la que desmiente el juez. Y lo acuso, General de ordenar la represión que se agrava, las detenciones ilegales, los retenes violentos, los heridos y muertos que pudiera haber. Sobre su cabeza Señor. Acuso a su cómplice Carlos Flores Facusse, de haber ideado el golpe y conspirado con y alentado a las fuerzas golpistas como antes de el, hizo su padre otrora, por haber fraguado desde hace meses --conjuntamente con José R. Ferrari y adláteres y Jorge Canahuati, de la misma casta-- la campaña publicitaria dirigida a amplias capas de opinión publica ingenua, contratando en Miami a expertos sobre guerra sicológica, para bombardear a la población con mensajes oscurantistas, falsedades repetidas mil veces y fabricaciones, valiéndose de la ignorancia y la ingenuidad que genera el sistema, en una campaña de desprestigio del gobierno y de intimidación de quienes pudieran participar de la encuesta que ejecutaron sin escrúpulo, en preparación del golpe. Y lo acuso a Carlos Flores de esconderse ahora y fingir inocencia cuando sus títeres han jugado papeles estratégicos en el golpe. A sus adláteres de Flores: Elvin Santos y Roberto Micheleti B. precandidatos -inconstitucionales ambos- en las internas y a los diputados sinvergüenzas, que se prestaron a la maniobra de los militares en cuyas manos han quedado, perfectamente inútiles, y a los candidatos a las diputaciones y alcaldías que siguieron su instrucción de sabotear la encuesta y que recibirán el castigo implacable de nuestros correligionarios conscientes de su gran traición al Partido, al igual que E. Ortez Colindres, ese basilisco. Los acuso de haber destruido el Partido de mis ancestros, de haberlo enterrado todavía con vida, si bien herido. Acuso a Pepe Lobo, a Rafael L. Callejas y Rodolfo Irías Navas que fraguaron la estrategia oportunista e irresponsable del Partido Nacional frente a la crisis, bajo el supuesto de que, al quedar despedazado el adversario, ellos eran los gananciosos y ganadores, sin reflexionar sobre el desprestigio en que incurrían con los votos unánimes del Partido Nacional a favor de aceptar primero un asalto, luego una falsa renuncia y después una destitución ilegal del Presidente. De modo que si alcanzara un día la suprema magistratura del país, el P.N. estará sujeto al mismo procedimiento y tendrá la obligación de complacer al círculo más oscuro del poder real para conservarse en "el poder". Acuso, ante esa instancia superior de la posteridad y la historia, a estos jueces prevaricadores, que siguieron las instrucciones de sus amos y padrinos políticos para producir fallos inicuos y ridículos, que traicionan la representación del Estado, inventan sentencias para encubrir sus crímenes y un nuevo tipo de delito que se pudieran cometer hipotéticamente en el futuro, que pretenden vedarle al pueblo su derecho a la libre expresión e intervienen en el Poder Ejecutivo. A los empresarios de las organizaciones patronales COHEP, CCIC, ANDI, FENAGH que, pese a que parte de su membrecía (me incluyo) disiente, le quieren dar una pretendida legitimidad al golpe; y que invocan la democracia y la legalidad y la paz social en el momento de promover un golpe que da al traste con las condiciones necesarias para defender esas banderas. Que inducen la manipulación de opinión pública, obligando a sus empelados a marchar para Micheletti y que han confesado (doy fe) estar financiando grupos de choque, provocadores, para infiltrar y desarticular manifestaciones en defensa del único gobierno legítimo, y así justificar su represión. Y a su hueste que cínicamente se felicita de defender sus intereses mezquinos. Prepárense a pagar el precio, ya que nadie mas tiene como. Acuso a los periodistas que se han convertido en cómplices de crímenes contra la república, demostrando al final su cinismo, no cuando adoptan una posición (a la que tendrían todo derecho) si no cuando -sistemáticamente- manipulan los hechos que es su obligación trasmitir con objetividad, cuando los ocultan o los inventan y cuando sesgan sus reportajes para glosar los actos mas viles de los golpistas y denigrar aun las intenciones mas nobles del movimiento popular, incitando a la irracionalidad y al golpe, como han hecho varios de los mas connotados. Te acuso a ti Rodrigo, a ti Renato, Edgardo, Alfredo, tocayo. ¡Vergüenza! De golpistas. A los ideólogos y exegetas del golpe, a Leitzelar, Valladares. Y a los intelectuales que esgrimieron posiciones académicas pretendidamente neutras, inmorales en su contexto porque se trataba de escoger entre el bien y el mal, como ocurre. Acuso a esos "apóstoles" inventados, falsos profetas y pistores en vez de pastores que invocaron en vano el nombre de Dios en contra de una propuesta cívica de reforma social, de democratización y moralización de la sociedad hondureña, que han querido politizar los símbolos sagrados y que ampararon y bendijeron a las fuerzas mas oscuras y corruptas y violentas; que manipularon a sus feligresías y después justificaron el golpe y la represión y que ahora nos piden que prevengamos un "baño de sangre", como si los armados no fueran sus tropas. A esos fariseos que se llenan la boca para ensalzarse a si mismos, fanáticos de la falsa religión, el negocio vil de vender y comprar (a cualquier precio puesto que no cuestan nada sus fruslerías) el cielo y el infierno, con cuyo temor manipulan a sus auditorios. ¡Que se pudran en el infierno! Porque, como dice el padre Milla, el maridaje del dinero y la religión es el peor sacrilegio. También acuso de traición a esa gente de cabeza hueca de nuestra clase media, que le dio cuerda a estas mentiras y colocó su tranquilidad pequeñoburguesa por encima de los principios que les enseñaron sus mayores, de justicia y decencia y sensibilidad con el sufrimiento del más humilde. Y que le ha servido de carne de cañón mediática, de bálsamo e incienso al golpista, usurpador. No olvide nadie su infamia de sepulcro blanqueado, su condición de bestia apocalíptica disfrazada con piel de oveja, su perversidad que finge inocencia. No los perdonemos ni a sus sucesores por tres generaciones, para que la memoria de su maldad escarmiente. |
Fuente: Miami Herald
In an interview with The Miami Herald and El Salvador's elfaro.net, army attorney Col. Herberth Bayardo Inestroza acknowledged that top military brass made the call to forcibly remove Zelaya -- and they circumvented laws when they did it.
It was the first time any participant in Sunday's overthrow admitted committing an offense and the first time a Honduran authority revealed who made the decision that has been denounced worldwide.
''We know there was a crime there,'' said Inestroza, the top legal advisor for the Honduran armed forces. ``In the moment that we took him out of the country, in the way that he was taken out, there is a crime. Because of the circumstances of the moment this crime occurred, there is going to be a justification and cause for acquittal that will protect us.''
Caritas statement on Honduras coupSource: Caritas InternationalisReuters and AlertNet are not responsible for the content of this article or for any external internet sites. The views expressed are the author's alone.Honduran President Manuel Zelaya was deposed in a coup on 28 June. Pedro Landa is director of Caritas Tegucigalpa. Here is his statement on the coup in Honduras. Pedro Landa said: "The forced dismissal of [Honduran President Manuel] Zelaya on Sunday 28 June signifies a backwards step in Honduras' democratic process and does not resolve the central problem of the democratic crisis and the exhaustion of the two-party rule in Honduras. "It is not possible to accept or agree with the violent dismissal of a government. But there are no winners here - the only thing that is certain is that democracy and the Honduran people have lost out. Now we are left with the challenge to reconstruct a new democracy and fight to avoid these events happening again. "Calls from different social sectors to settle the crisis through dialogue have fallen on deaf ears. Rather than debating about whether or not the events have been legal, discussion should be around driving a process of national dialogue and transforming Honduras' exhausted political structures."[ filed under: latin-america media ]You have to hand it to them, the promoters of the weekend coup in Honduras are at least consistent. From the beginning, their line has been that their coup was necessary to preserve democracy in the Central American country. Never mind the clearly paradoxical and illogical nature of the argument. A few major U.S. publications and commentators have certainly bought it.
First came a June 30 column in the Wall Street Journal, by columnist Mary Anastasia O’Grady. The headline of O’Grady’s column speaks for itself: “Honduras Defends its Democracy” Then came Francisco Toro writing in The New Republic’s blog, The Plank. He attempts to intellectualize his argument by talking about the harmful “fetishizing” of presidential power in Latin America. But basically his line of reasoning is simple, as in the following line: “So while we wince at the image of soldiers kidnapping a president, its important to recognize that the move against (Honduran President Manuel) Zelaya was, if not strictly speaking constitutional, certainly institutional.” Finally, there’s an editorial by the Wall Street Journal in favor of the coup. Here’s the first line: “As military ‘coups’ go, the one this weekend in Honduras was strangely, well, democratic.” All these opinions rest their support for the coup on the argument that Zelaya was an out-of-control wannabe despot who needed to be reined in before it was too late. These are the facts: Zelaya, a wealthy rancher-turned-populist, was in the tail-end of his presidential term. He was avidly pursuing a nonbinding referendum, which would have asked voters if they favored a Constituent Assembly to overhaul the 27-year-old constitution. It was widely believed Zelaya’s ultimate intent was to rewrite the Constitution in order to seek re-election. The 1982 Constitution is strict about holding presidents to a single four-year term. But Honduras’s Supreme Court said Zelaya’s referendum was unconstitutional. The legislative branch also hated the idea. But President Zelaya stubbornly and aggressively forged ahead with his referendum, planned for Sunday, June 28. So the Supreme Court issued orders for his arrest. The military complied, and sent him packing to Costa Rica in his pajamas.From these facts, coup apologists concoct the following scenario: Zelaya was set to revamp the constitution in order to make himselfpresidente por vida like his Venezuelan buddy Hugo Chávez. The coup was a pre-emptive strike in order to prevent this. They also argue Zelaya had to be punished for his flouting of the court’s order to put a lid on his referendum idea. The coup, in other words, removed a cancerous element from the democratic system. That’s the argument the Wall Street Journal editorial board uses when it says:
The military didn’t oust President Manuel Zelaya on its own but instead followed an order of the Supreme Court. It also quickly turned power over to the president of the Honduran Congress, a man from the same party as Mr. Zelaya. The legislature and legal authorities all remain intact.Well, all legal authorities remain intact, that is, except for one: the chief executive, the presidente. What I’d like to ask the coup apologists is why a Honduran arm-wrestling match between branches of government justifies a coup.Even the Wall Street Journal editorial, after praising the coup as democratic, admits it would have been better to impeach the president through legal means. Duh. The New Republic blogger Francisco Toro, in his quote above, admits the military’s kidnapping of the president was unconstitutional. But he says the coup helped restore checks and balances and quash an attempt to create a presidency with too much power, so he’s for it.
But real democrats don’t fight extra-legal actions with their own extra-legal actions, do they? By using the military as a proxy in a dogfight with President Zelaya, the legislators and judges dug Honduras deeper into the undemocratic hole.
As for the tarring of Zelaya with the broad brush of Chavismo (the creeping authoritarianism practiced expertly by Hugo Chávez in Caracas since 1998), it’s a bit like the domino effect used to justify the Vietnam War. The issue here is resolving the crisis in Honduras, not future scenarios in which Zelaya would have become a Honduran homunculus of Chávez. The facts must be examined independently of murky associations and supposed intentions.
OK: President Manuel Zelaya defied the Honduran Supreme Court by pushing ahead with his referendum to gauge voters’ opinions on rewriting the constitution. But the disciplining of a rogue president should have been a carefully considered step vetted for its constitutionality. A patient and even-handed response might have averted a polarization of Honduran society. But instead of a calibrated response, President Zelaya was chased from office at gunpoint. Honduras, among the hemisphere’s poorest nations, has now endured five days of utter chaos, and who knows how many more.
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